¡Qué breves son estos cuentos! A penas frases, apenas suspiros, algunos casí aforismos. Pero tan bellos muchos de ellos, tan llenos de nuevas cajas por abrir dentro, que invitan a ser relatos largos y cadenciosos. Dice el prólogo que un escritor se quedó con las ganas de escribir mil y un cuentos de una línea, murió antes de publicar ni uno sólo. Ahora nos queda la venganza.
Tiene una sección homenaje al dinosaurio de Augusto Monterroso, celebrando su genialidad:
Otro dinosaurio de Eduardo Berti:
«Cuando el dinosaurio despertó: los dioses todavía estaban allí, inventando a la carrera el resto del mundo».
Mil y un cuentos de una línea
Selección de Aloe Azid.
Thule Ediciones, 2007
¡Lo tengo! Me lo regalaron por mi cumpleaños, allá por mayo, y me encantó (y a todo el que se lo enseñé, también).