UN CIRCO DE HUMANOS
(Lección de dignidad)
de Carles Cano
Ilustración de MAR AZABAL
Un grupo de elefantes de circo, hartos de
hacer cosas estúpidas en la pista como subir las patas, ponerse de pie sobre
dos patas o rodar sobre un taburete, montó un circo de humanos para elefantes.
En él, los humanos hacían las mismas
cosas que los elefantes para risa y escarnio de estos, que aplaudían hasta con
las orejas. Los humanos se dieron cuenta del trato inhumano, inelefantino, que
dispensaban a los orejudos y decidieron que a partir de ese momento los
elefantes solo harían de elefantes y los dejarían en paz en sus selvas y sabanas.
hacer cosas estúpidas en la pista como subir las patas, ponerse de pie sobre
dos patas o rodar sobre un taburete, montó un circo de humanos para elefantes.
En él, los humanos hacían las mismas
cosas que los elefantes para risa y escarnio de estos, que aplaudían hasta con
las orejas. Los humanos se dieron cuenta del trato inhumano, inelefantino, que
dispensaban a los orejudos y decidieron que a partir de ese momento los
elefantes solo harían de elefantes y los dejarían en paz en sus selvas y sabanas.
CARLES CANO
Ama las historias redondas, las morcillas de
cebolla, los gatos okupas, los perros mestizos, los retablos góticos, las setas
y que le hagan encargos. Como este cuento.
cebolla, los gatos okupas, los perros mestizos, los retablos góticos, las setas
y que le hagan encargos. Como este cuento.
Se hizo escritor por una apuesta. Ahora continua
apostando contra sí mismo a ver si es capaz de escribir alguna cosa que
realmente le emocione, le sorprenda o le haga reír y que suene como si fuese
nueva de verdad. No siempre gana la apuesta, pero cuando lo hace siente una
felicidad absoluta, que dura, eso sí, hasta que llega la maldita pregunta: ¿Y
ahora, qué voy a hacer?
apostando contra sí mismo a ver si es capaz de escribir alguna cosa que
realmente le emocione, le sorprenda o le haga reír y que suene como si fuese
nueva de verdad. No siempre gana la apuesta, pero cuando lo hace siente una
felicidad absoluta, que dura, eso sí, hasta que llega la maldita pregunta: ¿Y
ahora, qué voy a hacer?
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MAR AZABAL
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Los lápices y pinceles hacen que me despiste de las cosas cotidianas durante el
día, y por la noche pintan todos y cada uno de mis sueños”.
Los lápices y pinceles hacen que me despiste de las cosas cotidianas durante el
día, y por la noche pintan todos y cada uno de mis sueños”.
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