HOMBRE SILENTE
de Félix Albo
Por una operación sin importancia, se vio obligado a mantener silencio durante quince días. Silencio absoluto.
Tuvo que, con sus propios recursos, aprender a desenvolverse sin voz en una sociedad ruidosa y comprobó con absoluta sorpresa cómo la gente le prestaba más atención y se manifestaba mucho más amable con él que cuando utilizaba la palabra. Y así, practicó miradas, señas y sobretodo sonrisas con cajeras, tenderos, dependientas, funcionarios y ciudadanos en general. Condensó con empeño todo el cariño posible en el roce de la mano de su pareja, en el acariciar del pelo, en la mirada contemplativa y amante… Tuvo tiempo también de buscar su propio silencio, dentro. Y lo halló.
Cuando el otorrino le permitió volver al ruido, él se alegró, pero no tardó en echar de menos el silencio. Así que, dos meses después, sin obligación, se propuso mantenerlo de nuevo durante veinte días más. Luego un mes entero en verano, y luego…
Ahora, cada día le encuentra menos sentido volver a utilizar su voz, salvo para condensar todo un mundo de amor en el susurro de un “Te quiero” para comenzar, terminar, o continuar felizmente un día cualquiera.
FÉLIX ALBO. Félix Calatayud es mediterráneo, vive en casas de colores, en la ladera de una montaña frente al mar. Cuenta historias, escribe cuentos, ama a los suyos, mira la luna y a Lluna, su perra, pero sobre todo disfruta de la vida.
Si no le conoces y quieres saber más de él no dejes de entrar en esta dirección http://www.felixalbo.blogspot.com/ y pincha, pincha sin cesar, porque su trabajo es una caja de sorpresas.
¡Qué maravilla! Me ha dejado sin voz. ¿Continuaré así mucho tiempo? Aparte las bromas, cada vez me paro mucho más a pensar que si lo que voy a decir no va a aportar nada, mejor me callo y quiero seguir por ahí… Un saludo y gracias por el cuento, me ha encantado.