Y DE FONDO UNA RANCHERA
de Soledad Felloza
Foto: Photocase
¿Ya
te has puesto la chaqueta?-preguntó ella.
te has puesto la chaqueta?-preguntó ella.
Si
-respondió él- y el pañuelo de seda que me regalaste, y el sombrero, y el
bastón…
-respondió él- y el pañuelo de seda que me regalaste, y el sombrero, y el
bastón…
Yo
me puse los pendientes -dijo ella- y el vestido aquel que me planchaste un día,
y el perfume de coco… y llevaré paraguas, porque llueve.
me puse los pendientes -dijo ella- y el vestido aquel que me planchaste un día,
y el perfume de coco… y llevaré paraguas, porque llueve.
Aquí
no -dijo él- o si, porque aunque no haya sol cuando escucho tu voz avisándome
que podremos pasear juntos, el día se aclara.
no -dijo él- o si, porque aunque no haya sol cuando escucho tu voz avisándome
que podremos pasear juntos, el día se aclara.
No
camines muy rápido -dijo ella- ya sabes que es difícil caminar y hablar a la
vez.
camines muy rápido -dijo ella- ya sabes que es difícil caminar y hablar a la
vez.
Aunque
estés en silencio -dijo el- tu respirar sonando en mi oído me acompaña. ¿Vamos
peque?
estés en silencio -dijo el- tu respirar sonando en mi oído me acompaña. ¿Vamos
peque?
Si.
Y
caminaron como hacía tantos años, hablando sin hablar, tocando sin tocar, amándose
por ese extraño hilo que los unía mientras uno caminaba en el sur y la otra en
el norte.
caminaron como hacía tantos años, hablando sin hablar, tocando sin tocar, amándose
por ese extraño hilo que los unía mientras uno caminaba en el sur y la otra en
el norte.
SOLEDAD FELLOZA tiene una caja de hilos de muchos colores y un
ojo de pez por el que mira el mundo. Mira que mira y teje que teje, historias e
imágenes que anidan en tu corazón.
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