QUÉ GENTE …
de Alberto Sebastián
Ilustración de Belén Morata
Desde el comienzo de la pandemia compro
mascarillas desechables.
Un
día empecé a dibujar en ellas una boca de acuerdo con el humor con el que me
encontraba al levantarme.
Mientras desayuno pinto una amplia sonrisa,
o una línea como una campana de Gauss, una pequeña raya horizontal si no quiero
hablar, unos dientes de sierra si estoy enfadado…
Durante toda la mañana me desenvuelvo de
acuerdo con la boca que he dibujado.
Al volver a casa la tiro.
La vida a veces puede ser muy sencilla,
¿verdad?
Pues algún cliente de la zapatería se ha
quejado a mi jefa.
ALBERTO SEBASTIÁN
El
mío es un buen trabajo. Son ya cinco lustros en esta tarea de contar cuentos
para todo tipo de públicos y en cualquier espacio donde se pueda escuchar
convencido de que escuchar cuentos puede ser una experiencia que no es
comparable a ninguna otra.
Me
gusta contar historias populares, los cuentos que se contaban en casa cuando
los abuelos eran niños. Oídos nuevos para viejos cuentos.
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BELÉN MORATA
Dibujar me hace feliz, parece una frase de un libro de
autoayuda, pero qué le voy a hacer si es cierto…dibujar me traslada a un
espacio de concentración tan absoluta que el tiempo se me escurre entre tintas
y pinceles.
Soy totalmente autodidacta;
aprendo observando, experimentando con diferentes técnicas y también
dando clase a niñas y niños desde hace años. Le escuché a un buen amigo algo
muy cierto: “cuando uno enseña, aprenden dos”.
Lo que más me gusta es sentarme en cualquier lugar frente a un
encuadre atractivo, dejarme llevar y no ser consciente de que entre mi perra y
un ejército de hormigas, se han comido mi bocadillo.
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Cosas sencillas pueden cambiar nuestros días. Bastaría con fijarnos en los ojos de las personas y hacernos eco de sus emociones.